El cura de la Magdalena, una leyenda acerca de la avaricia y la ambición

12/06/2022 - 12:02 am

Las leyendas forman parte del folclor de un lugar, en Veracruz existen varias muy conocidas y otras no tanto como esta en la que un cura recibe una lección.

Ciudad de México, 12 de junio (SinEmbargo).- Veracruz es un lugar lleno de color y mucho sabor, en sus calles han nacido muchas historias y leyendas que forman parte de la riqueza cultural de la entidad y del país. Entre las leyendas más conocidas están la Sirena de Tamiahua y la Mulata de Córdoba, en esta ocasión compartiremos una que no es tan conocida fuera de Veracruz: el cura de la Magdalena.

Se cuenta que hace muchos años en una parroquia había un cura demasiado obeso y muy aficionado a quedarse con todo lo que dejaban los feligreses, sin importar si eran objetos o dinero. Una noche, en la que llovía fuertemente, el cura salió de la iglesia con el fin de llegar a su casa, sin embargo, muy cerca de la sacristía encontró a un burro blanco que estaba suelto, parecía no tener dueño pues estaba suelto y nadie estaba cerca de él, así que el cura pensó que sería buena idea subirse en él y llevarlo a su casa, el animal le serviría de transporte y después le haría ganar mucho dinero al venderlo.

El cura se acercó al burro y lo movió a una grada cercana para poder subirse en él y empezar el camino a su casa. El trayecto parecía tranquilo, con linterna en mano cayó en cuenta que podía ver el convento de Santa Inés, esto le hizo notar que estaba a gran altura y que las patas del animal había crecido tanto que podía ver por encima de los tejados, el cura estaba muy asustado con lo sucedido y se cayó del burro con tal fuerza que dejó una marca de su cuerpo en el suelo. El burro desapareció.

Al siguiente día, los vecinos pasaban por el lugar y se asombraban por la marca que había en el suelo. El cura seguía asustado pero tomó lo sucedido como un castigo divino por su ambición, estaba convencido de que el diablo había poseído al animal, sólo quedaba la huella en el suelo que él mismo había dejado con su caída. Se dice que desde ese día el cura se dedicó a realizar obras de caridad y actos de misericordia con los pobres y necesitados.

Redacción/SinEmbargo
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